La producción cítrica en Panamá podría estar en peligro, sino se atienden, las medidas de control y prevención ante la amenaza latente del Psílido Asiático, un insecto que transporta la bacteria Candidatus liberibacter, causante de la enfermedad de las Hojas Amarillas.
Se ha descubierto presencia del insecto Diaphorina citri Kuwayama en Panamá, desde el 2005, no obstante la enfermedad, aun no es manifiesta.
Cabe señalar que la planta conocida como Mirto, Murraya paniculata, es un reservorio del insecto vector y de la temida bacteria causante de la enfermedad, arriba mencionada.
En los países Latinoamericanos, solo Panamá y El Salvador, escapan al Huanglonbing (HLB), o enfermedad de los brotes amarillos. Sin embargo se ha comprobado que la parte norte de Costa Rica está infectada.
“Las medidas de vigilancia, prevención y control deben reforzarse, ya que la enfermedad, no tiene cura”, dijo la ingeniera Yamilka Guevara, Coordinadora Nacional de Cítricos del Ministerio de Desarrollo.
Según Guevara el trabajo del Mida, consiste en tratar que la enfermedad no se introduzca al país mediante la importación de material vegetativo, es decir de plantones procedentes de los países vecinos. Prohibir la importación de Mirto, debido al riesgo que representa esta planta ornamental. “La docencia a los productores es muy importante, además de las inspecciones o monitoreos en campo que realizaremos en lo sucesivo”, indicó.
Pedro Luis Robles, ingeniero mexicano experto en este tema, señaló la necesidad que los productores y la población en general conozca la sintomatología, para que de manera conjunta se pueda combatir y eliminar los focos de contaminación. “Es importante que el productor sepa diferenciar entre árboles sanos y los afectados, para que se pueda dar aviso a los agentes del Mida y ellos procedan a recoger las muestras”, sostuvo.
Robles precisó que la enfermedad sólo se puede detectar hasta seis meses después de la infestación. Por lo cual sugirió que el monitoreo debe ser permanente, en la observación de las plantaciones y en las colectas del insecto vector para determinar si portan la enfermedad.
Roberto Villarreal, productor del área de Bijagual en el distrito de Bugaba calificó la docencia que recibieron como de gran ayuda, para asegurar la estabilidad de sus cultivos. En tanto, Nicolás Cerrud, del área de Gualaca, dijo que aunque la producción ha bajado en los últimos años, ve con buenos ojos, la intentona para prevenir que otra plaga afecte los naranjales.
El señor, Olmedo Atencio residente de la comunidad de Bocalatum, señaló espera llevar a la práctica los conocimientos adquiridos para evitar la propagación de la bacteria causante de los brotes amarillos.
Según los conocedores la enfermedad, no se transmite de forma mecánica, o sea por la utilización de cuchillas, tijeras o machetes, tampoco se ha comprobado que el contagio ocurra por medio de semillas. No obstante, los injertos enfermos pueden pasarle la enfermedad al tronco donde se implanten.
Síntomas
Son parecidos a las deficiencias de zinc, en donde las hojas se tornan amarillentas, entre las venas. Se observa hojas pequeñas y delgadas. Los frutos y sus semillas se deforman, al igual que se degrada el color de ambos (las semillas se tornan oscuras). Los árboles dejan caer las hojas y también los frutos, finalmente, el árbol en un tiempo X (dependiendo si es joven o adulto) se cae.
Daños
Los frutos dulces se tornan ácidos. El rendimiento en la cantidad de jugo, se apoca. Además, el tamaño, color y forma se ven afectados. “La vida productiva del árbol se reduce entre 5-8.
Conforme a datos facilitados al Informe de David, al comprobarse la presencia de la enfermedad en un árbol, el procedimiento inmediato es cortarlo, para evitar la propagación.
Todas estas afectaciones y medidas de prevención les fueron explicadas a grandes y pequeños productores en un seminario que organizó la Dirección Nacional de Sanidad Vegetal del Mida, en la provincia de Chiriquí.
Actualmente, la producción cítrica en Panamá, se calcula en 40 toneladas por hectárea, lo cual marca una producción anual aproximada de 600 mil toneladas en unas 15 mil hectáreas sembradas, sin embargo este promedio ha venido disminuyendo, de acuerdo a la opinión de los productores consultados, de diferentes partes de la provincia chiricana.