Quizás ya no es la niña del panamericano de 1938, no obstante su mente y espíritu combativo se conservan intactos.
Se trata de Delmira Pierce “El Ciclón de Caribe”, bautizada de esa forma por un cronista cubano, luego que sus asombrosas jugadas en la pintura y anotaciones de tres puntos vencieran a la selección isleña (cubana), en la final de baloncesto femenino de los IV Juegos Panamericanos de 1938 que tuvieron como sede la ciudad de Panamá.
Para aquel entonces Pierce debió tener al igual que las otras cinco chiricanas entre 15 a 17 años, hoy a sus 95 años de edad recuerda sus glorias deportivas, logros académicos y ejecutorias profesionales, las cuales parecen no tener valor ante la sociedad que la rodea.
A pesar de haber sido una dura exponente del deporte e incasable docente, los trámites para su jubilación no terminan de concretarse. De acuerdo a lo que dijo al Informe de David, sirvió más de 58 años en la enseñanza. No obstante, hoy tiene que vivir con una pensión que no le alcanza para solventar los gastos elementales.
Cabe destacar que estas limitaciones, no le impiden conversar de los grandes momentos que significó para ella practicar baloncesto. Al rememorar sus hazañas en ese partido contra Cuba, su mirada parece transportarse en el tiempo para revivir las palabras del periodista cubano que la bautizó con el mote que la acompaña desde entonces. “Tú eres un ciclón, “El Ciclón del Caribe”-me decía, porque las cubanas no sabían por dónde aparecía, ni por dónde me iba- señala mientras sonríe, todavía.
Pierce una chiricana que aprendió a jugar baloncesto con uno de sus hermanos -tirando cocos-, se apoderó de un tiro con gancho de izquierda, aun cuando ella era derecha, arma que fue, según ella misma, una de las detonantes para vencer en aquel histórico partido.
Es una de las pocas sobrevivientes de ese episodio dorado del deporte femenino, mas la historia la ha tratado con rigor, situación que la empele a demostrar el pundonor deportivo, una cualidad que muchos atletas actuales quisieran tener.
“El Cilcon del Caribe”, reside en un pequeño cuarto del Barrio Bolívar, a sus 95 sus fuerzas reposar, cual la pequeña briza que origina los grandes huracanes. Hoy solo los buenos recuerdos quedan, sin embargo cada mañana se levanta queriendo ganar el partido contra el tiempo, contra la vida o contra una institución; su coraje es admirable.
Nuestra admiración por la Profesora Delmira Pierce, y nuestra solidaridad ante su situación económica. Hay que agotar los trámites ante el gobierno nacional, quien debe resolver cualquier situación de nuestra gloria nacional.