Los lugareños y productores de las áreas aledañas de la cuenca 102 –conocida como río Chiriquí Viejo– ven con preocupación cómo su principal fuente de agua es concesionada a grandes proyectos hidroeléctricos.
El desarrollo de estos proyectos influyó en que migrara la mano de obra agrícola de la zona, fuerte productora de granos y ganado lechero, y en que el agua escaseara, afirman los pobladores.
Las reglas de la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos (Asep) establecen que el 10% del caudal de estos ríos queda para abastecer de agua potable a las poblaciones. Esa pequeña cantidad también debe alcanzar para el uso agrícola, toma de agua de animales, turismo y el resto de las actividades.
El dirigente ambiental de Volcán, Jorge Pittí, recordó que un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) advirtió de las graves consecuencias ambientales y sociales de los proyectos.
Los impactos descritos por el BID van desde modificaciones del caudal del río, la disminución de la calidad del agua y la afectación de las actividades turísticas. A pesar de los ingresos y los empleos que han surgido, tantos proyectos hidroeléctricos en un solo río como el Chiriquí Viejo no es positivo, porque ponen en riesgo la cuenca, y además se engañó a la población con falsas promesas de mejoras a la comunidad que no se han cumplido”, dijo el alcalde de Renacimiento.