Los ambientalistas solicitan al gobierno del presidente de la República, Ricardo Martinelli, elevar a ley los decretos que crean el Parque Internacional La Amistad, (PILA) y el Parque Nacional Volcán Barú, (PNVB), con el fin de evitar su destrucción y la introducción de maquinaria, como sucede en la actualidad.
Entre las obligaciones de Panamá, como Parte de la Convención sobre Patrimonio Mundial, está en la de “procurará y actuar … hasta el máximo de los recursos de que disponga” para proteger y conservar el patrimonio natural dentro de sus fronteras. Sin embargo, Panamá ha otorgado concesiones recientemente para cuatro proyectos hidroeléctricos grandes dentro de la zona de amortiguamiento del Parque Internacional La Amistad.
Así lo dio a conocer el presidente de la Asociación para la Conservación de la Biósfera, Ezequiel Miranda, quien añadió que los daños en el PILA van en aumento, con la tala, la quema, la cacería, además la semana pasada se introdujo maquinaria al Volcán Barú.
En la actualidad los problemas ambientales en el PILA se continúan acrecentando. Por eso estamos preocupados de que algunas acciones causadas por humanos amenazan las características por las cuales el sitio ha sido incluido en la Lista del Patrimonio Mundial, asegura la investigadora panameña, Linda Barrera, del Center for Biological Diversity.
Agregó el agremiado que se debe evitar por todos los medios que se rompa para siempre una reserva ecológica como la que existe en esos parques y que con ello se pueda tener problemas ambientales severos, como son la fragmentación de los ecosistemas y la alteración radical del hábitat.
El bosque del Parque, que es el bosque intacto más grande en Centroamérica, está siendo deforestado a medida que los asentamientos humanos, la ganadería y la agricultura, continúa avanzando dentro del Parque. Se suma esto la especulación por la tierra de nuevos foráneos.