Del servicio policial al altar
Con atuendos típicos del hombre y su dama del campo, siete elementos de la Policía Nacional, legalizaron su estatus delante del Creador, cumpliendo ese mandando divino, que ordena al hombre dejar a su padre y a su madre, se una a su esposa y sean una sola carne.
El Capellán de esta Entidad de Seguridad, giró las últimas instrucciones a los candidatos (algo parecido a las palabras de resignación que se le dictan a los condenados a muerte, pero en sentido contrario), después de esto, las notas altibajos del organista anunciaron la marcha nupcial, y la presión sanguínea de los contrayentes llegó a tope.
Carlos Chavarría uno de los contrayentes, conoció a Jennipher (hoy su esposa), unos cinco años a tras mientras laboraba como una de las unidades del Servicio Motorizado, es decir Lince, en la ciudad de Panamá. “Ya han pasado cinco años, pero cada día que pasa, la amo más”, dijo…-a parte de emocionado, estoy muy nervioso-”, indicó. No terminaba de hablar, cuando a la distancia, su amada, dejó ver la blancura de su vestimenta. Entre pasos cortos, pero rápidos, Carlos le salió al encuentro, con la frase predicha en su mente: “Hasta que la muerte los separe”.
Al igual que Carlos y Jennifer, otras seis parejas se unieron en sagradas nupcias, esa tarde del 22 de noviembre.
El padrino fue el Capitán Bismarck Camacho, autor del guion del cortometraje, Los Guaraperos, filme que desarrolla el Movimiento por el Patrimonio Histórico de Chiriquí y la fundación Culturama.