Don Ceferino Caballero Morales partió de este mundo y fue reunido con sus padres en el sepulcro. El próximo 11 diciembre. Cumpliría 73 años. Una vida matizada por el arduo trabajo, el deporte y la familia, lo caracterizó.
Sus hijas lo definen como un excelente padre, incomparable esposo y un grande amigo con calidad humana. Según sus deudos, él ponía los intereses de los demás por encima de los propios. “Trataba siempre de ayudar y apoyar en lo que podía a todo aquél o aquélla que lo necesitase”, cometa una de sus hijas. “Lo recordaremos siempre como un hombre altruista y desprendido, que con el cariño que regalaba a manos llenas”, añadió.
Don Ceferino nació en La Concepción, Bugaba el 11 de diciembre de 1940, en el seno de un hogar números, donde fue el tercero de diez hijos. Su pasión por el béisbol lo llevó a la postre a formar parte del equipo de Chiriquí.
Sus dotes de pitcher lo hicieron merecedor de un juego perfecto ante San Blas allá por 1960; posteriormente, engrosó las filas del equipo Carta Vieja, en el béisbol profesional de Panamá. Luego se mudó a la disciplina de la Bola Suave, quizás por los años que ya no le permitían jugar al deporte que siempre lo cautivo (el béisbol).
Los amantes del béisbol y de las transmisiones deportivas, no podrán olvidar la voz de los comentaristas al decir: “Usted no se ponche, si de electricidad se trata, vaya al Eléctrico Caballero, donde la Electricidad se vende en bolsa de Don Ceferino Caballero”, un slogan que el propio Ceferino diseñó, para promocionar su empresa E.C.A.B.S.A.
En el camino, pudo cometer errores, pero siempre con humildad aceptaba sus equivocaciones, manifiestan sus allegados.
Don Ceferino feneció el pasado 24 de agosto, una figura del deporte, comerciante y hombre de casa. Su muerte, pasó casi desapercibida por el resto de la gente, la muerte lo sorprendió mientras disfrutaba de un merecido retiro, después de tanto trabajar.
Su cuerpo hoy ya ha dejado de existir, pero legó su capacidad grandiosa de perdonar sin juzgar”, resumen sus tres hijos y 10 nietos que le sobreviven.