Formar profesionales integrales con capacidad para trabajar en cualquier circunstancia y bajo las exigencias del mercado internacional, solo se consiguen aplicando la pedagogía basada en competencias, un trabajo que no debe depender de manera exclusiva de las casas superiores, sino del esfuerzo conjunto de la educación en todos los niveles.
Etelvina de Bonagas, Rectora Electa de la Universidad Autónoma de Chiriquí y Rafael Bolívar Aguilar, Vice-rector Académico del mismo campus, coinciden con el planteamiento Xabier Garagorri, al manifestar que la formación académico-profesional prepara a individuos para la vida. En otras palabras quienes adquieran conocimientos mediante este modelo de educación aprenden para toda la vida y no para llenar un requisito y obtener la aprobación del curso.
Garagorri plantea que la educación basada en competencias requiere que los docentes de las universidades reflexionen sobre el bagaje cultural y las competencias que arrastran los jóvenes antes de iniciar las primeras clases. “Reflexionar sobre los contenidos culturales y las competencias que precisan los jóvenes que terminan la enseñanza obligatoria para estar preparados e iniciar bien equipados el recorrido de toda la vida y en todas sus dimensiones”.
Etelvina Medianero de Bonagas indica que las exigencias de la globalización propician este modelo de educación y que las universidades de la provincia no pueden darse el lujo de quedar rezagadas. Se refirió en particular a la Unachi, en donde dijo que la práctica del modelo por competencia persigue la formación de profesionales eficaces y eficientes que puedan desempeñarse en cualquier parte del país o del mundo. “En definitiva el modelo por competencia contribuye a que los nuevos profesionales salgan con mayores destrezas”.
La Rectora señaló que la diferencia entre los modelos tradicionales y la educación por competencias radica en que los planes de estudio no pueden mantenerse estáticos. En esa línea dijo que el objetivo es imprimirle modernidad a las diferentes facultades, dado a que la Unachi, según dijo, es un modelo tradicional copiado de la UP, pero que la senda a la modernización de los planes de estudios y a la incorporación de las TICS es un trillo ineludible que se tendrá que asumir. “Los tiempos han cambiado, la celeridad del mercado internacional no nos permite permanecer silenciosos en el viejo modelo, necesitamos que los egresados puedan cumplir con las necesidades de las entidades empresariales”.
Calificó de incipiente, la cuestión de la educación por competencias en esta Casa de Estudios Superiores, pero manifestó que la acreditación universitaria, demuestra el avance que se ha tenido. Sin embargo, agrega que el siguiente paso (acreditación de las facultades y escuelas), requerirá de apoyo gubernamental en la parte económica.
En tanto Rafael Bolívar Aguilar, actual Vicerrector Académico de la Unachi y quien fuese por mucho tiempo profesor de enseñanza media, indica que el sistema competitivo impulsado por la globalización de mercados, es la detonante para la aplicación del currículo por competencias.
Según Aguilar, el nuevo método de enseñanza implica mucho más que la transformación integral de valores, del cultivo de la ética y la moral; tiene que ver, según explicó con el desempeño del profesional, quién debe egresar como un ser competitivo y que a la vez contribuya con el engrandecimiento económico y el desarrollo social de su entorno de trabajo y en la sociedad en general.
El Académico indicó que la búsqueda en la igualdad de competencias, es el elemento que ha llevado a la obtención de la acreditación universitaria y ahora a la búsqueda para acreditar cada una de las carreras de este campus.
Para el Vicerrector Académico, el modelo por competencia es ponderable por que busca la excelencia educativa, en donde los educandos adquieren la instrucción para desempeñarse en cualquier puesto de trabajo atendiendo a la especialidad del egresado. “Los docentes interactúan con sus estudiantes en esta didáctica, en la nueva metodología de la educación por medio de talleres u otras actividades, todo con el fin de transpolar ideas y conocimientos para que a partir de allí los estudiantes puedan formarse un concepto claro del tema abordado”.
Por otro lado, entre todos los postulados, la educación por competencias está abierta a posibles modificaciones según las necesidades del momento. Decir que alguien es competente es asumir que dicha persona es integral en todos los ámbitos: profesional-individual y en la interacción con los demás.
En fin la educación por competencias no tiene peso por sí sola, como lo han planteado otros autores. La cuestión radica en la aplicación del modelo y del docente facilitador, de la actitud de los estudiantes en el presente histórico que les toque cursar X o Y asignatura.