Cada vez se hace más comunes las personas que llegan al vertedero de David, para buscar entre el cerro de desechos sólidos, materiales como hierro y latas entre otras cosas para poder venderlas y así llevar el sustento a su hogar. Y así día con día llegan los pepenadores esperan la entradas de camiones, que llegan a este lugar a depositar la basura, para poder desentrañar cada bolsa, cada cajeta de desperdicios sólidos a ver que encuentran para vender.
Y aunque la administración de esta empresa de Servicios Ambientales de Chiriquí (SACH) tiene un fuerte control en la entrada a este vertedero para tratar de reducir la cantidad de pepenadores que se arriban a este depósito de desechos.
El número de recolectores independientes que existe es de gran consideración, lo que se ha convertido, ante la escasez de empleos, en una manera más de ganarse la vida honradamente.
Pero a nadie le interesa recabar opinión científica, sino aprovechar el negocio inmediato de la compra de terrenos donde instalar una fogata a cielo abierto, que sirva para dar una concesión a alguien para llevar la basura allí, mantener a los pepenedores en su eterna miseria e intoxicando la vida de las comunidades.
Autoridades del gobierno se sienten preocupados por un posible brote de enfermedades, como la proliferación del dengue, además que también pueden darse casos de intoxicaciones seberas ya que ciertas personas consumen alimentos provenientes de este basurero, como pollo carnes, y salchichas que traen a botar los diferentes carros de las empresas distribuyentes de estos productos.