Virgilio Saldaña, presidente de la Asociación de Productores del distrito de Tierras Altas, dice reconocer los esfuerzos del gobierno en la creación de infraestructuras para los productores sin embargo, asegura que mientras los insumos y costos de producción sean elevados, es muy difícil hablar de comida barata en Panamá.
Saldaña plantea que siempre ha existido necesidad de buenas instalaciones dentro del sector agrícola, pero lo ideal sería que quienes trabajan la tierra puedan volver al campo, porque según él los centros de acopios no ponen el dinero en el bolsillo del que trabaja la tierra.
La preocupación de los productores de Tierras Altas señala el dirigente, radica en los altos niveles de importación que se ha dado en los últimos años, provocando un desplazamiento total de la producción nacional, y de los mismos agricultores; que en gran parte han abandonado las tareas.
Según destaca Saldaña, la seguridad alimentaria de Panamá no se puede poner en riesgo, aunque dijo que ya se ha llegado a ese límite; garantizar la producción es una responsabilidad moral de las autoridades para que el sector agropecuario se mantenga vigente, y se puedan evitar futuras complicaciones que ya se ven reflejada en la clase media y baja, pidiendo a gritos una baja en los precios de la canasta básica.
La crisis del sector agrícola en las Tierras Altas de Chiriquí parece no tener fin, Saldaña plantea que el asunto no tiene que ver con el ánimo de los productores, todo parece indicar que se está muy distante de lo que se debe hacer en materia productiva agrega, debido a que situaciones económicas e inflación de precios son las que han ido asfixiando al productor, sin permitirle salir adelante ante la poca señal que se requiere del actual gobierno.
Cifras proporcionadas por el productor, revelan que en el recién creado distrito de Tierras Altas, se prevé la siembra de 200 a 300 hectáreas esta temporada, y cada una podría producir unos 500 o 600 quintales, dependiendo del producto sembrado; agrega que sería prematuro hablar de precios porque la entrada de alimentos de otros países, siguen dañando la producción nacional sin que los consumidores obtengan sus beneficios.