Valle Escondido una invención que inició por el arte y luego pasó a lo arquitectónico, es y será el monumento a la tenacidad y dedicación de un hombre, que al principio tacharon de “loco”. Un inventor de profesión que visualizó en el turismo residencial más que un negocio de beneficio propio, una manera mercadear el país, su segunda patria, ante el resto del mundo.
Acostumbrado a crear, lo que otros solo usan, Samuel Taliaferro “el gringo loco”, como le llamaban, empezó su magno proyecto, una de esas tardes del año 2000, en las que acostumbraba montar a caballo con su esposa Talía, así lo narra, Travis Taliaferro, el hijo mayor de ese matrimonio.
A través de Panama Inventor Bolg, el señor Taliaferro empezó la titánica labor en la difusión de informaciones acerca de Boquete, recomendándolo como el mejor sitio para las replegarse y disfrutar de las jubilaciones, al poco tiempo mantenía cerca de 7 mil visitas por semana.
“Mi padre es recordado, como lo que quiso que se le rememorara”, expresa. Añade que una de las frases que recordará siempre, será: Hazlo, no importa lo que otros digan, si tu crees que estás haciendo lo correcto, sólo hazlo y ya”, apunta.
Valle Escondido una comunidad turística residencial en las tierras altas de Bajo Boquete, es conocido en el mundo como el sitio ideal para acogerse a un retiro tranquilo y rodeado de un ambiente natural en el cual, su creador, responsable de la arquitectura del sitio, no trastocó en más mínimo el paisaje natural que rodea ese hermoso territorio.
Hasta la construcción del hotel, edificado en un principio para ofrecer un lugar a los clientes, en tanto se terminaba de aparejar el apartamento donde el nuevo residente viviría.
El hotel, construido sobre lo que antes fueron, las caballerizas. Su forma, al igual que el resto de la arquitectura es de estilo colonial. La ubicación de cada punto, fue designada por el señor Taliaferro, mediante la expresión artística de la pintura. Mientras que el diseño de interiores estuvo a cargo de la señora Talía de Taliaferro.
“Por las tardes, mi padre subía a los encumbrados altos, en compañía de un pintor y le describía aquello que sólo su pensamiento lograba ver”, declara.
Bajo la dirección de Sam y ahora con en su ausencia, Valle Escondido empleaba y continúa empleando a unas 80 personas en diversos oficios. Tal vez un número mayor en estos momentos.
Algunos nativos, miran el residencial como una tercera frontera. ¿La causa? Una garita. Sin embargo su administrador actual, Travis Taliaferro, expresó que la cuestión de la garita de control es solo un dispositivo de seguridad, pero que las puertas están abiertas a las visitas.
El residencial, ofrece los atractivos de un campo de golf en miniatura, en el que se han desarrollado importantes campeonatos de este peculiar deporte. Las recepciones para bodas y quince años pueden ser coordinadas por el personal del lugar. Hasta podría darse la libertad de almorzar en su exquisito restaurante y disfrutar del sonido del arroyo que fluye a un costado del edificio.
Más si el contacto con la naturaleza le compunge a un encuentro con el Creador, podrá hacerlo en la capilla, donde hoy reposan las cenizas de aquél visionario e incansable luchador, que hizo de una senil finca de café, un sitio de renombre mundial.
El 17 de febrero de 2011, mure el creador de Valle Escondido, a consecuencia de un cáncer de garganta, que inexplicablemente, le sobrevino en 2009. Taliaferro, dejó de existir en el cuerpo pero sus obras continúan hablando por él.