De pie uno al lado del otro, junto a una endeble estructura, Yoisy Montenegro y José Saldaña una pareja agobiada por las aflicciones relacionadas a las enfermedades, a la ausencia de un techo digno y a la preocupación de sostener los gastos de su pequeño; contaron que no logran conciliar el sueño desde que en 2001.
Yoisy con la mitad del cuerpo paralizado, a consecuencia de un tumor maligno que le fue extirpado años anteriores y José incapacitado para desempeñarse en todo tipo de labores, debido a una enfermedad denominada retinitis pigmentosa (afección degenerativa y progresiva de la vista).
Ellos añoran ser dotados de un lugar para vivir tranquilos, ya que el sitio en donde están, no les pertenece y sus dueños los apremian a salir, conforme a lo que dijeron. Están desprovistos hasta del apoyo familiar, sólo Rosa Santamaría, la suegra de Saldaña, les ha ayudado hasta ahora.
La situación, Yoisy y José, ha escrito una historia muy tétrica dentro de los cuadros maritales o cualesquiera que tengan relación al género humano. Las adversidades los han rodeado por todos los flancos. En 2001 la dama fue intervenida quirúrgicamente, situación que se repitió tres años más tarde y una tercera operación en 2006; al final el tumor que estuvo localizado en el lado izquierdo del cráneo, fue extirpado, mas ella perdió la movilidad de todo el lado derecho de su cuerpo –una consecuencia del carcinoma que se encontraba en ese sitio (el cráneo), según los expedientes-.
En el caso de José, en 2004 fue diagnosticado con la mencionada enfermedad de la vista, pero continuó trabajando hasta que en 2006, fecha en que la situación empeoró y un médico le ordenó dejar de trabajar so riesgo de perder la vida misma.“Yo trabajaba para sostener a mi compañera y a mi hijo, pero con el paso del tiempo mis empleadores se quejaban que el trabajo quedaba mal hecho, por eso fui al médico y él me recomendó dejar de trabajar por seguridad”, cuenta Saldaña con voz ronca y a regañadientes.
Ambos, carentes de valerse por sí mismo, no cuentan con el apoyo de ninguna institución pública. Aseguran haber recibido muchas promesas pero jamás, han palpado la veracidad de éstas.
La pareja contó al Informe de David, que están desesperados al punto de desfallecer, pues su situación no da para más. Esperan ser considerados por algunos de los programas sociales que otorga la Secretaría de Discapacidad o el Ministerio de Desarrollo Social, pero su anhelo mayor sigue siendo un techo digno y que asegure el bienestar de su hijito que cursa la primaria en una de las escuelas de la localidad.
Ojalá, La Providencia Divina, envié a quien funja como ayudador de este hogar, en este calvario que le ha tocado surcar. ¿A quién le toca, ser el Simón de Cirene, en ocasiones como esta en que la mayor parte de la familia, no quiere asumir su rol protector?…. ¡Ustedes juzguen!
Esta infortunada familia reside en el barrio de San Cristóbal, tomando la segunda entrada a la mano derecha, después de la estación de combustible.